La actividad creadora en el arte infantil
Vivimos en un mundo hermético donde no tienen cabida los sentimientos, las emociones, en definitiva, el mundo interior de cada persona.
¿Es bueno esconder los sentimientos? ¿Por qué hay que hacerlo? ¿Lo aceptamos sin más?
No, de hecho, nos encontramos en el umbral de la salida hacia la libertad de ser lo que somos: individuos actuantes y pensantes... a partir de ahí, ya nada nos será impuesto, todo será elegido por nosotros mismos.
Siendo conscientes de esta importancia y de esta necesidad, no podemos dejar de ayudar a nuestros niños a transitar por el camino de la libertad.
Y sí, nos encontramos ante una gran responsabilidad: saber guiar sin cohartar, saber estimular sin imponer, saber orientar en la búsqueda y hacia la comunicación de todo lo que se puede encontrar en el maravilloso mundo de los niños.
Es una tremenda responsabilidad por varios motivos:
- porque el mundo interior de un niño es algo aún puro, libre de prejuicios vacíos y torpes.
- porque no debemos interrumpir ese mundo fantástico.
- porque falta aún concienciar a maestros y padres de la importancia y trascendencia que implican los primeros pasos de un niño en un mundo de libre expresión.
Debemos comprender que ese camino de libre expresión en las actividades plásticas no acaba ahí, sino que es la apertura hacia la manifestación libre de todos los aspectos de la personalidad. No olvidemos nunca que el individuo es un ser integral formado por una estructura perfecta en tre lo físico y lo psíquico. Por lo tanto, cualquier incidencia en el desarrollo de la personalidad influirá inmediatamente en la totalidad.
Debemos comprender que ese camino de libre expresión en las actividades plásticas no acaba ahí, sino que es la apertura hacia la manifestación libre de todos los aspectos de la personalidad. No olvidemos nunca que el individuo es un ser integral formado por una estructura perfecta en tre lo físico y lo psíquico. Por lo tanto, cualquier incidencia en el desarrollo de la personalidad influirá inmediatamente en la totalidad.
Exploraremos entonces cómo debemos guiar a los niños en el descubrimiento y manipulación de materiales de expresión plástica, mediante una actividad creadora y con ello lograremos lo más importante en la vida de un individuo, la capacidad de discernir y luchar por sus ideas fundamentadas, la capacidad de elegir, de pensar, de sentirse seguro de sí mismo.
¡Qué difícil es orientar en este camino, y qué fácil es interferir malogrando esa necesidad de expresión!
Ante todo, importa a padres y maestros dispuestos a estimular la capacidad creadora de sus niños, conocer y comprender las necesidades de esos niños, para ayudarlos a sensibilizarse ante todas las experiencias que viven, para hacerles sentir confianza en ellos mismos, para que puedan actuar libremente.
Si no olvidáramos jamás que la capacidad de creación es un instinto que aparece desde nuestro nacimiento, que es un impulso básico del ser humano, no caeríamos en la horrenda aberración de tener a los niños ocupados que demuestran claramente la falta de confianza en sus propias capacidades de creación, a lo cual han llegado gracias a las inhibiciones provocadas por determinadas reglas o normas equívocas ofrecidas por los adultos ya encasillados y resignados a ser una parte más del engranaje.
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